Tipos de Apachetas

Típica apacheta andina formada a través de los siglos por infinitas piedras, acarreadas por los viajeros para descargar en ella sus fatigas y cansancios al amparo de la deidad protectora de los caminos.



Esta apacheta, es testigo, sin duda de un tráfico desde tiempos inmemoriales. Se encuentra en la intersección de la huella al Salar del Huasco, proveniente de la localidad de  Pica y la actual carretera asfaltada a la mina de Doña Inés de Collahuasi y se alza a unos 4.200 m de altitud sobre el nivel del mar. Presenta dos nichos, a la manera de  hornacinas para las ofrendas cerca de su base.


Por lo general, están formadas por rocas de colores claros, provenientes de otros lugares, las que son transportadas por los viajeros con la finalidad de ser depositadas en esos espacios de altura consagrados al culto. Entre las rocas se pueden observar algunas ofrendas modernas como botellas de vidrio, latas de conservas, acullicos de coca, colillas de cigarrillos y huesos de animales. Existen además, objetos arqueológicos pertenecientes a las culturas precolombinas, tales como, restos de cerámica, lascas e instrumentos líticos entre los más comunes.


Apacheta en el Abra del Cerro Akay, Argentina 
Una de las más grandes conocidas en los Andes.
Su base tiene un radio de
aprox.10 mts.
y una altura de 3 metros. 


Los espacios donde se emplazaron las apachetas, fueron y son considerados sagrados. Lugares construidos y espacios organizados por determinados grupos sociales, quienes los dotaron de significación y, a través de los ritos, renuevan permanentemente su vigencia en el tiempo y confirman su necesidad social. El análisis del lugar donde se construye la apacheta tiene sentido porque fue cargado de sentido, porque en él se identifican los individuos y se relacionan compartiendo una historia en común.

Se trata de verdaderos monumentos indígenas de valor sagrado, los que se construyeron en diferentes puntos a orillas del camino del inca. Como vieja costumbre de dejar piedras, las convertía con el paso del tiempo en marcas, a manera de hitos, que demarcaban estos caminos. Es en esos puntos donde los viajeros piden y agradecen a la Pachamama (Madre Tierra) y a los Apus (Dioses de las montañas). Se creía que dejar una piedra protegía al viajero que pasaba por el lugar, la que se ofrecía junto a el acullico de hojas de coca, tabaco y/o bebidas fermentadas entre otras cosas. A diferencia de un túmulo, la apacheta no se erigía como cámara funeraria ni para cubrir sepulturas o como lápida. La gran mayoría aparecen en solitario y aisladas, y se cree que quitar las piedras de la apacheta es profanación, equivalente al sacrilegio, por cuanto son sagradas para tal rito. 

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